(Reproducción del medio MDZ)
Opinión: Juan José Deliberto
¡Salud Don Leando!
En la funesta noche del 1 de julio de 1896, preso de una gran depresión el fundador de la Unión Cívica Radical, se pega un tiro. Leandro Nicéforo Alem se suicida. El gran idealista. El poeta principista. El hombre que no claudica ante el contubernio del poder, y anuncia en sus horas finales: Sí, que se rompa pero que no se doble dijo en referencia a los radicales "acuerdistas" con el "régimen" conservador, y agregó "...y nosotros, los radicales intransigentes nos iremos a la mierda, antes que negociar con la oligarquía sectaria y corrupta.
Aquel caudillo popular , que a los 10 años tuvo que presenciar la ejecución de su padre asesinado cruelmente por los unitarios colgando de una soga por más de 4 horas en la plaza pública , defendía con su profesión de abogado a los pobres, a los desposeídos en "contra de aquellos que todo lo poseen".
El hijo del federal mazorquero apasionadamente defendía la autonomía de las provincias en contra de la centralización de Buenos Aires y profetizaba este gran republicano, este porteño consecuente con sus ideas decía que la concentración del poder político en la ciudad más grande y rica de la Argentina sería fatal para el país en su conjunto.
El luchador de abajo, que vivió prácticamente en la pobreza. Porque fue honrado y transparente.
Porque dedicó su tiempo y su energía a la lucha cívica y a consolidar la Unión Cívica Radical como movimiento popular. Largas giras por el país, una intensa labor como jefe de partido, le impidieron dedicarse a su profesión de abogado. Su espíritu revolucionario lo llevó a la prisión, tuvo que endeudarse para que su familia subsistiera. Su trágico final fue el resultado de su desilusión política y de su precaria situación económica. Debía entonces varios meses de alquiler y casi no comía. Así fue la mente y espíritu del fundador del primer partido de masas en la historia moderna argentina. El primer partido popular.
Puso la ética como modo de vida y al servicio de la política. La política al servicio de la República y la República al servicio de la Democracia.
¿Cuántos Don Leandro necesita hoy el país? ¿Dónde están? Sólo sería cuestión de observar.
Salud, Don Leandro. Para que la historia le otorgue el lugar que Usted merece.
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Enlace: http://www.mdzol.com/opinion/742004-salud-don-leandro/
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