domingo, 25 de marzo de 2012

24 DE MARZO: VUELOS DE LA MUERTE EN EL CARRIZAL

(REPRODUCCION NOTA PUBLICADA POR Agencia Regional de Noticias. Firma: Nazareno Nacho Panella)

24 de marzo, Día de la Memoria.

Una crónica de cómo todavía las heridas no han cerrado.

La fecha de conmemoración de los delitos de lesa humanidad, es relativamente nueva en la agenda del país. Me pareció una buena manera de conmemorarla buscando en el ámbito regional y cercano a alguna de las victimas sobrevivientes para demostrar que tan cerca estuvo el peligro de nosotros en aquellos años oscuros.

Hacer esta crónica no fue fácil. Por lo que significa la fecha, cualquiera pensaría que hoy, en el año 2012, sería bastante accesible encontrar alguna de las victimas que sobrevivieron a la dictadura y entrevistarla para que cuente su experiencia, para que reivindique su lucha. Para que el nunca más se cumpla de alguna manera en esas palabras. Para que las generaciones que vienen puedan saber de primera mano lo que fue ser un preso político.

Hoy la mayoría de los genocidas están presos. Los juicios de lesa humanidad se llevaron adelante y en cierta forma se hizo justicia, aunque las vidas de los desaparecidos no puedan volver y aunque la nefasta experiencia de miles de presos políticos no pueda borrarse.

Rivadavia es una ciudad pequeña que mantiene todavía cierto espíritu de pueblo y eso hace que en cierta forma todos se conozcan con todos. Partiendo de ahí, no me fue difícil conectarme con gente que en épocas del proceso fueron presos políticos. La primera de esas persona era una mujer de unos cincuenta años, sabia su historia: fue perseguida por los servicios de inteligencia y vivió en carne propia ultrajes de lo más bajos, ella me confirmo la leyenda de los vuelos de la muerte que se hicieron en El carrizal en esos años: “A mí me subieron al avión varias veces, pero nunca me tiraron, les servía mas viva, porque era violada sistemáticamente por guardia cárceles, policías y militares”. Cuando pudo recuperar su libertad logro emigrar del país y su exilio la llevo a vivir en diferentes ciudades del mundo. Años después de que volviera la democracia regreso a la provincia y finalmente a Rivadavia. Cuando le propuse hacer la entrevista para que contara su experiencia fue lapidaria en su respuesta: “Es imposible que yo haga esa entrevista, primero porque ya tengo suficientes traumas para volver a recordar toda esa oscuridad y segundo, porque tengo una familia que proteger y muchos de los agentes de los servicios que me detuvieron siguen libres y en actividad”.

Entendí su postura y pensé que tal vez no estaba dispuesta a revivir tanto dolor en una revisión por su terrible pasado.

Días más tarde hice el segundo intento, esta vez la persona era un hombre de unos sesenta años que estuvo detenido y muy cerca de ser un “NN”. Aunque nunca habíamos hablado del tema lo conocía desde hacía muchos años y sabia de su pasado montonero. Pensé que eso haría las cosas más fáciles. Pero otra vez la respuesta también fue un no: “Desde aquellos días oscuros nunca pude volver a dormir bien. Toda mi familia hoy paga mis traumas y me despierto muchas noches gritando y pidiendo auxilio. Desde que salí del D2 que vivo medicado.”

Luego me mostro sus manos: “¿Ves estas marcas? Son de las picanas. Han pasado más de treinta años y no se borran al igual que los recuerdos. Hace poco reconocí en la calle a uno de mis captores. Nunca tuvo problemas y vive en libertad, el también me reconoció y me hizo saber que los servicios siguen vigentes. Los dos estábamos en un negocio esperando para pagar y saco el tema de julio López, se quejo de la inseguridad y reivindico a los militares”.

“Discúlpame pero no quiero hacer la entrevista, yo quiero ver crecer a mis nietos”.

Me despedí perplejo, han pasado más de treinta años y para muchos de los que sufrieron la dictadura militar en carne propia, la guerra continúa. Es una lucha diaria contra los recuerdos más temidos. Contra los fantasmas que quedaron dando vueltas por sus almas y contra otros fantasmas mucho más reales, de carne y hueso, que todavía asechan desde la oscuridad.

Enlace a ARN Diario: http://www.arndiario.com/notas/ver/id/7701

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